Es un ritual de todas las mañanas, de cada amanecer en el que no estás a mi lado.
Como en la canción de Luis Eduardo Aute mi mente dibuja tus curvas, recrea el sabor de tus besos, me hace sentir el aroma de tu piel, el mismo aroma que me hizo desearte completa en aquella vez primera en que, por fin, pude estrechar tu cuerpo con el mío en un abrazo que no deseaba finalizar. En ese momento somos Constance y Oliver, extendidos a nuestra particular realeza, emulando a sir John Thomas y a Lady Jane. ¡Estamos tan lejos y tan cerca!
La tenue luz del alba invade la habitación y te imagino entre las cobijas de tu lecho, libre al fin del avizor ojo parental, en tus dominios de princesa libre, ardiendo en ganas de hacerme tuyo. Siento tu calor, tu hermosa mirada buscando la mía, tus labios abriéndose discretamente mientras se aceran a mis labios y, en un crescendo de pasión. empezamos a comernos a besos.
Nuestros inquietos príncipes ya no soportan la separación, solo quieren estar juntos, disfrutarse el uno al otro, saborear sus propios néctares y, acomodando nuestros cuerpos, solo necesitan un espacio para entregarse. La princesita arropa completamente al príncipe, al mismo tiempo en que tu mirada apasionada se diluye en el blanco de tus ojos, disfrutando a fondo la visita del pequeño príncipe que tanto has extrañado. Mientras tanto, un gemido contenido desde siempre estalla en tu oído, correspondiendo al éxtasis que cada príncipe le da a su emisario.
"Take a ride in the sky
On our ship fantasize
All your dreams will come true right away
And we will live together
Until the twelfth of never
Our voices will ring forever as one"
Así, mi mente te recrea y poco a poco mi John Thomas particular hace una explosión de semilla, que me hace arquear de placer imaginando que tus manos, en ese momento de éxtasis, me han tomado de la cintura para que esa explosión te invada hasta lo más profundo de ti.
Y después el silencio, roto por el canto de los pájaros matutinos, que le termina de dar paz a un momento sublime, en el que sigo fantaseando con el momento en que pueda asaltar tu cama, y no dejarla sino hasta las luces del alba del otro día. Así mismo, deseo que tú hayas logrado sentir el éxtasis que tu calor enciende, que tu figura alimenta, que ha encontrado complicidad en dos personajes literarios que también viven nuestra historia, hace más de cien años.
Comentarios
Publicar un comentario